Payaso
venido vestido de harapos viejos
hizo reír a grandes y chicos
hasta que llegó el tiempo
de decir adiós:
"Una vida humilde
rico de valores
de una vida pobre"
Divertido y gracioso
un muñeco vivo
mucho trasmitía
el amor a los niños,
el amor a las niñas:
"Era su remedio
la mejor cura de sus sueños"
Cantaba, jugaba, saltaba,
la infancia que constantemente lo llamaban
ven, ven,
las voces que le agradaban
y siempre tuvo la disposición:
"De ser un payaso
para las masas que fueron su verdadera pasión"
Después de muchos años retirado
murió en un zanjón abandonado
y una risa vida quedó marcada
en un rostro tristemente dormitado.
Sinceramente,
Hugo Alfredo Valecillos La Riva
Un poeta para los pueblos Latinoamericanos.
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